dijous, 20 de setembre del 2007

Y que no es guapo, esto?

Permitid que me presente. Me llamo Miquel Angel, soy mallorquín, trabajo como programador de videojuegos, y me voy a vivir a Derry, en Irlanda del Norte. Solo esta combinación de factores sería una buena excusa para escribir este blog, pero cuando uno es quien es, irse de Mallorca para ir a trabajar al extranjero no puede resultar más que en un montón de anécdotas derivadas del empanamiento, la confusión lingüística, el choque cultural, la fatalidad y las leyes de Murphy. Puede que esto parezca un poco exagerado pero aún no se ha dado el caso de que yo haya salido de viaje y no haya sucedido algo cuando menos bizarro o extravagante, aunque afortunadamente nunca nada violento, embarazoso o dramático. Por suerte la historia de mi vida la escriben los guionistas de Friends y no los de Perdidos, lo cual es del todo de agradecer, porque siempre puedes compartir esas cosas con una sonrisa en la boca.

Esperaba empezar a escribir este blog en cuanto me encontrara acomodado en el lugar, pero me parecía oportuno empezar por el prólogo de mis aventuras con la peripecia que ha llevado a un mallorquín abstemio como yo a trasladarse a una isla donde se bebe cerveza como nosotros gaseosa. Por hacer la historia corta, el mundo de los videojuegos es una industria global, en la que puedes trabajar con cierta facilidad en casi cualquier parte con tal de que algún estudio tenga ganas de hacer el esfuerzo de trasladarte hasta allí, y pagar por ello. Después de trabajar cuatro años en un estudio de Mallorca, las circunstancias llevaron mi currículum a manos de una empresa de Irlanda del Norte, y a mí detrás. Como suele ser de rigor en estos casos, a la entrevista telefónica siguió la visita en persona, que constituyó mi primera experiencia en la verde Irlanda, donde no había estado ni de vacaciones.

Detalles del trabajo aparte, decir que tuve ocasión de realizar la obligatoria visita a las murallas de Derry, que rodean el centro histórico, y que son la principal atracción turística, desde la cual se pueden admirar vistas ciertamente privilegiadas de la ciudad, así como del río Foyle. Fue seguramente al poder echar un vistazo al lugar en su conjunto que me decidí.

Volveré a Derry a finales de octubre y entonces empezará mi gran aventura, incluyendo todos esos detalles que normalmente damos por asumidos cuando estamos en nuestra propia ciudad o país, pero que en el extranjero se vuelven tan complicados como la física nuclear: alquilar una casa cuando no tienes quien dé referencias; abrir una cuenta bancaria siendo extranjero; hacer la compra cuando los productos no se llaman como los que conoces. En definitiva, lo que se suele llamar buscarse la vida, y que para un hombre tan acostumbrado a la comodidad como yo, que casi nunca he tenido que ocuparme de esos detalles, pueden ser un reto mucho más grande que el que supone cambiar de trabajo.

Es en parte por eso por lo que he querido escribir este blog. He notado que los miles de inmigrantes que llegan todos los días a Mallorca, y a España y Europa en general, desde los más diversos países, encuentran la forma de medrar en una sociedad que no entienden, seguramente con pocos recursos y en no pocas ocasiones sin conocer el idioma ni tener permiso para residir. Y sin embargo (supongo que empujados por la necesidad) se las arreglan para encontrar trabajo, alquilar un piso, hacer la compra, y sobrevivir. Y a veces con tanto éxito que llegan a establecerse definitivamente.

De forma similar, algunas regiones en España cuentan con una gran tradición emigrante (Galicia, por ejemplo) pero no es el caso de Mallorca, en particular debido al extraño "síndrome de Sa Roqueta", una morriña que invade a cuantos mallorquines se aventuran a abandonar la isla, y que al final termina arrastrándoles de vuelta. Yo mismo he experimentado tal fenómeno en mis carnes hace algunos años (en Madrid, que tampoco está tan lejos) así que ha llegado el momento de derribar los viejos estereotipos y comprobar cómo incluso un mallorquín puede llevarse la patria a cuestas hasta el lugar más improbable. Este es un blog es para no tener que explicarles las mismas cosas a mis amigos veinte veces, para los españoles que quieran conocer como es la vida por esos mundos de Dios, para otros residentes españoles en el extranjero que quieran compartir experiencias, y sobre todo para todos los mallorquines que nunca se atreverán a mudarse a ningún otro lugar -- no porque Mallorca no sea el mejor lugar del mundo para vivir (que lo es) sino por todo lo que se van a perder si no lo intentan.

Quiero que este blog esté lleno de experiencias, pero también de información útil, de expresiones mallorquinas que se traducen tan mal al inglés como al español, y de mis sesudas reflexiones. Y sobre todo, quiero que sea el relato de mi catarsis, de cómo vencer al miedo y el acomodamiento para aceptar el reto de una nueva vida con la mente abierta y sentido del humor. En noviembre empieza la nueva telecomedia de mi vida en Irlanda, y estáis todos invitados al episodio piloto, y espero que a varias temporadas. Algunas grandes historias se han escrito con mucho menos bagaje.