dilluns, 7 de juliol del 2008

Mal lluevan cabezas de santo

Llegué a Menorca hace cinco días y desde entonces ha estado haciendo un tiempo espléndido, algo así como el mismo sol pegajoso de Mallorca pero sin montañas para aliviar un poco la humedad. Aunque mi propósito original era dedicar un par de horas al día a hacer algo productivo, al final esta apoteosis de mi inopinado año sabático va a terminar siendo tan poco práctica como los meses previos, sobre todo porque con este calor pocas cosas le apetecen hacer a uno aparte de tostarse al sol, leer cómics y tragarse todas las series de televisión del disco duro de mi primo. Que bien pensado, tampoco es tan mal plan, que para eso lo llaman vacaciones.

(Para que no digan que nunca pongo fotos, aquí la playa de Punta Prima donde suelo pasar las tardes)

(y aquí la de Binibèquer, donde estuve este fin de semana)

Pero hoy es un poco distinto porque como mandan las estadísticas ha amanecido nublado, aunque no por ello hace menos calor ni éste es menos pegajoso. Esto puede ser chungo para casi todo el mundo excepto para alguien que trabaje como socorrista (digamos, mi primo). Ya me gustaría a mí trabajar en la playa, relajado, y atendiendo la ocasional picadura de medusa. Y todo por un sueldo bastante decente teniendo en cuenta lo que he ganado yo durante años, con carrera universitaria y todo. Alguien más odia a mi primo?

Trabajar tiene todos los visos de ser, en efecto, un castigo divino. Y aún así yo no creo que fuera capaz de tener un trabajo que requiera tan poca actividad mental, y si me pasara ocho horas al día observando a los bañistas desde una torre de vigilancia terminaría haciendo tiro al blanco con ellos con un rifle, o me estallaría el cerebro. Por supuesto que mi trabajo (tanto el nominal que hago medio bien, como el que hago por vocación, aunque mal; ahí dejo la duda) resulta más creativo, aunque lleno de miserias (a las que algún día dedicaré una serie de posts - preferiblemente cuando esté lo suficientemente lejos de mis ex-compañeros para que no puedan venir a por mí). Hay trabajos más extraños, desde los ya célebres de sexador de pollos o probador de norias hasta los no poco extravagantes, como de recogedor de ropa de stripper (un trabajo real que la gente solía dejar cuando por una emergencia tenían que sustituir a la estrella titular del espectáculo).

Por supuesto todo esto viene a que tengo una entrevista de trabajo en dos semanas y estoy tratando de preparar un portafolio con el que demostrar mis aptitudes. Y todo el proceso me parece tan tedioso que no dejo de preguntarme si no habría algo con lo que ganarme la vida con menos complicaciones. Como paseador de perros. O asesino a sueldo. Seguro que he contado alguna vez que quería dedicarme a programar videojuegos desde que tenía trece años. Veinte años más tarde, me acuerdo de aquella advertencia del pozo del deseos: "Ten cuidado con lo que deseas, que podría hacerse realidad."

4 comentaris:

Piotor ha dit...

Hsa olvidado un punto más para odiar a tu primo. Los vigilantes de playa tienen el agravante de ser considerados ídolos sexuales y llevarse a las bañistas más echadas para alante al huerto.

Apuntame en la lista de los que odian a tu primo.

Avisa si te van saliendo cosas para asesino a sueldo, que yo te espero con el coche en ralentí donde haga falta...

M.A. Garcías ha dit...

En efecto que ligan, y además aquí en Menorca las guiris están muy ricas. Pero solo puede ligarse una a la vez, y por eso me quedo cerca para ver si caen unas migajas.

Anna M. Vives ha dit...

Olvidas una de las actividades más lucrativas del mundo mundial, y más limpias. La videncia. Montas un chiringuito, te vistes de modo estrafalario (o no, eso depende de tus prespectivas de negocio), y vaticinas por 100 euros.

Oye, podemos ir a medias! ;)

amelche ha dit...

Pues tú tampoco estás tan mal, comparado con tu primo. Series, playita, blog de vez en cuando... ¡No te quejes tanto! :-) Que vaya bien la entrevista, ya sabes aquello de: "¡A por ellos!"